miércoles, 24 de noviembre de 2010

Las Caderas De Shakira Incendian El BEC

La colombiana cantó, bailó y convenció a los 13.000 fans que agotaron ayer las localidades del pabellón de Barakaldo.
El recital, que se alargó casi dos horas, incluyó todos sus grandes éxitos.




EL pop voluptuoso de Shakira enamoró y excitó ayer al BEC. Con cada movimiento de sus caderas "locas", el ciclón Shakira arrasó a los 13.000 fans vascos, la mayoría mujeres, que habían hecho desaparecer todas las entradas puestas a la venta hacía ya muchos días. La colombiana cantó, bailó, sudó e hizo feliz con su karaoke multitudinario a un público extasiado y participativo, que coreó todos sus éxitos, los más rockeros de sus inicios y los últimos, entre latinos y electrónicos, a lo largo de casi dos horas de concierto. "Esta noche soy de ustedes", se presentó la artista, que se atrevió con algunas palabras en euskera.

Shakira es ya una estrella internacional. Ha vendido 50 millones de discos y su último pelotazo con Waka waka, gracias al último mundial de fútbol, la ha convertido en objeto de deseo en los lugares más recónditos del planeta. Por ello, no resulta extraño que el pabellón baracaldés estuviera a reventar, como en las grandes ocasiones, con ese nerviosismo e impaciencia que caracteriza a las citas que exceden de la música y se magnifican hasta alcanzar el grado de acontecimiento social.

Tras hacerse derrogar largamente, la colombiana optó por darse un baño de masas desde el inicio del concierto, saliendo a las 22.00 horas por uno de los laterales del escenario, cerca del público, estrechando manos y arrancando gritos histéricos y las carreras para fotografiarla. Se paseó tranquila al son de la balada Pienso en ti, con una instrumentación calma y flotante, y embutida en un vestido de gasa rosa que arrojó al suelo pronto y dio paso a la Shakira salvaje con el ritmo potente, entre dance y oriental, de Why wait, introducido por un "buenas noches, Bilbao", ya haciendo gala de su cuerpo fibroso, envuelto en un top pegado y refulgente y pantalones oscuros ceñidísimos.

Shakira se movió como pez en el agua en el escenario del BEC, grande en superficie pero limpio, con el único accesorio de tres pantallas de vídeo que proyectaba constantes y cercanas imágenes de la cantante y de sus constantes movimientos voluptuosos. En la primera parte del concierto, con un sonido farragoso, sonaron canciones antiguas como Te dejo Madrid, que provocó el primer desmelene general y en la que Shakira tocó la armónica. "Por fin aquí, no se cuánto he esperado. Mi único deseo esta noche es que lo pasen bien y estoy aquí para complacerles. Soy toda de ustedes", indicó antes de interpretar Si te vas y la que su autora calificó como "una de mis favoritas", Inevitable. Todas ellas sonaron duras, eléctricas y rockeras. Destinadas a sus viejos fans, esos que tuercen el gesto cuando oyen sus últimos discos, escucharon, intercalado entre ellas, temas como Whenever, wherever, con su "lere lere leré" archiconocido y coreado por el BEC casi al completo.

Y la prueba de los gustos rockeros de Shakira, que se apoyó en un grupo de ocho competentes músicos, que llegaron a tocar hasta tres guitarras al mismo tiempo, fue la versión de aires andino-árabes que la colombiana hizo de Notthing else matters, el hit baladístico de Metallica, en un escenario pequeño, rodeado por el público, con el apoyo de una bailarina y repartiendo flores. La cantante confirmó que es una entertainment nata y su espectáculo, medido hasta el perfeccionismo más milimétrico, ofreció un populismo ganador a mansalva.

Shakira siempre supo meterse al público en el bolsillo. Lo mismo sacó a bailar a cuatro jóvenes, a quienes dio una lección apresurada de movimiento de caderas, entre el delirio general, especialmente del sector masculino; que mostró sus pies desnudos a la hora de marcarse un baile flamenco, vestida con falda roja para la ocasión y con el apoyo del cajón, antes de encadenar Gitana con otro superéxito, La tortura.

Tras Ciega y sordomuda, otra tonada antigua con aire mariachi, que provocó la revolución, dio paso a una segunda parte del concierto más volcada en la última discografía de Shakira, orientada hacia sonidos más pop y comerciales, que llegó tras el paréntesis baladístico de Underneath your clothes. Fue la hora de los ritmos bailables, del sudor encima y debajo del escenario, de las canciones de la colombiana más ligadas a la electrónica y los ritmos latinos y reggetón. De éxitos de su último disco, de Sale el sol, de Gordita, con el apoyo del virtual René, de Calle 13, desde la gran pantalla de vídeo; de Las de la intuición; de su actual single, Loca; del también reciente Loba; y de un falso top-less (llevaba un top de color carne debajo), con el pabellón convertido ya en una sudorosa discoteca gigante.

EXPLOSIÓN FINAL "Esto a ti te va a calentar", había cantado Shakira en Gordita. Y el bis fue eso. Una olla a presión, con el público excitado. Y las caderas y posaderas de la artista salidas de madre desde que atacó la exótica Ojos así. Muchos, especialmente del sector masculino, todavía estarán bizcos. Y el resto, roncos por cómo se dejaron la garganta en la recta final del concierto con Antes de las seis, Hips don´t lie y el previsible y confirmado fin de fiesta con Waka waka, con lluvia de confetti incluida y todos los fans- fueran de la "roja" o no- bailando y tratando de imitar los movimientos de brazos y piernas de la cantante - sin éxito, claro- , y cantando sin parar.








Federico
De La Troupe De "Las Caderas" Fans Club

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