lunes, 13 de octubre de 2008
A Mover Las Caderas
Mujeres de todas las edades se animan a incursionar en esta danza milenaria que evoluciona con la historia y se adapta a cada cultura.
Seducidas por el ondulante movimiento de caderas, los brillos y la sensualidad de la música árabe, las odaliscas occidentales se multiplican día a día y sin importar la edad ni las medidas de la bailarina. Sólo se trata de técnica y mucha pasión por estas danzas, que están cada vez más arraigadas en San Juan. Esto se debe no sólo a la influencia de la comunidad sirio libanesa, sino también por un movimiento que creció desde que Shakira sumó a su repertorio canciones como "Ojos así", y meneó las caderas, el vientre y el pelo por los escenarios del mundo.
La edad ideal para comenzar a "jugar" con esta danza son los 6 años, aunque ahora las señoras de más de 30, 40 o más años se animan a incursionar en ella, y no con ánimo de ser profesionales sino para descubrir su propia sensualidad y sus habilidades artísticas, en una disciplina que no discrimina por tipo de cuerpo o posición social.
Adriana Romano (48), profesora de pastelería, tuvo dudas cuando su amiga Teresa la invitó a asistir a la escuela de danzas Sharif, pero finalmente lo hizo. "Eso fue el año pasado. La verdad es que no me veía bailando árabe, aunque me gusta mucho bailar. Igual fui, y ahora es lo que más me gusta. Todavía no me animo a hacerlo en público; lo haré cuando me sienta en condiciones", dice Adriana.
Las profesoras sostienen que no existen condicionamientos de ningún tipo para bailar árabe; sólo hay que tener muchas ganas de hacerlo. "Es una danza muy femenina, que, por supuesto, tiene exigencias técnicas pero a su vez es flexible y la puede practicar cualquier persona. El baile estiliza, afina la cintura, mejora las formas, la flexibilidad y permite a la mujer reencontrarse con su propia sensualidad", dice Anabel Riego, maestra de danzas árabes.
Marina Zegaib, descendiente directa de libaneses y docente del Centro de Arte Jelú, asegura que "es una danza ideal para cualquier edad. He tenido alumnas hasta de 60 años, y la verdad es que la respuesta es increíble. Se adaptan sin problemas".
Una de las ventajas que tiene esta disciplina es su variedad de posibilidades, ya que asimiló las fusiones lógicas de una actividad artística que toma forma de acuerdo al lugar donde se la practica. Un caso típico es el Belly Dance, adaptación de la danza árabe que nació en Estados Unidos acorde a su idiosincracia: menos ropa que la que usa una bailarina árabe en su país de origen, más brillo y más desplazamiento en escenario para convertir los movimientos en un verdadero show.
Actualmente las alas (winds) plisadas, que están muy de moda, también tienen procedencia occidental, más precisamente de Hollywood. Por supuesto que se conservan las raíces y el uso de elementos como velos, candelabros, bastones y chinchines, entre otros. "Las bailarinas que conservan las tradiciones bailan en espacios reducidos, pero ahora las escuelas que marcan tendencia hacen coreografías con más desplazamiento escénico", dice Anabel, directora de la Escuela Sharif, que cuenta con horarios adaptados a mujeres adultas con otras actividades.
Fluidez hipnótica
Cristina Del Ré (57) siempre soñó con ser coreógrafa y bailarina, pero la vida la llevó por otros caminos. "La danza para mí es un sueño que nunca pude cumplir. Por eso de grande incursioné en varios estilos, sobre todo flamenco, porque lo llevo en el corazón. Cuando empecé con árabe creí que era sólo para jóvenes, hasta que me di cuenta que era ideal para gente grande porque no ocasiona ningún inconveniente físico. Por el contrario, es una terapia, algo muy bello, su música es fascinante, alegre y se disfruta a pleno", cuenta Cristina, alumna de Marina Zegaib.
Las más jóvenes son las que marcan esta tendencia en San Juan, ya que cada vez hay más chicas practicando árabe. María de los Angeles González tiene 14 años y baila desde hace cuatro. "En mi familia no hay nadie que baile árabe. Pero yo quise ir a estudiar porque desde chica me gustó la danza. Me gusta la música, sus movimientos, es hermosa. Por suerte en poco tiempo hemos conseguido, junto a mis compañeras de la Escuela Sharif, muchos reconocimientos en concursos como Al Danzar e Inter Dance, y fuimos elegidas como mejor escuela en Neuquén", dice
A los seis años las nenas son muy pequeñas para incorporar la sensualidad, por lo que a esa edad se lo toma como un juego al que van incorporando elementos a medida que van creciendo.
Los trajes
Si hay un detalle importante que no puede pasar inadvertido en las danzas árabes, es el vestuario. Actualmente en San Juan ya hay un negocio dedicado a la venta de elementos específicos y sederías donde se pueden encontrar algunas telas, pero muchas maestras prefieren comprar en Buenos Aires por una cuestión de precios.
Gasas, lamé, pailletes y telas con muchos brillos son la base de los atuendos que diseña cada maestra y luego son confeccionados por modistas. El costo más elevado es el bordado de las prendas, que llevan mostacillas, lentejuelas y piedras que, en el mejor de los casos, son importadas. La calidad de estos elementos es muy importante, sobre todo para vestidos de profesionales.
En la Escuela Sharif, su directora, Anabel Riego, habilita talleres los fines de semana para aquellas mamás que quieran aprender la técnica del bordado que ella misma transmite. Esto disminuye sustancialmente los costos generales del vestido.
En el caso de usar alas plisadas, en general se deben comprar o mandar a plisar a Buenos Aires, ya que deben estar confeccionadas por especialistas para lograr los movimientos deseados.
Un poco de historia
La danza oriental combina elementos de diferentes países del Medio Oriente y el norte de Africa. En los países árabes esta danza se conoce como Raks Sharki, que significa danza oriental; el nombre "danza del vientre" se empieza a utilizar en el siglo XIX por los europeos, que le dieron este término sorprendidos por los movimientos de vientre y cadera que no existían en las danzas europeas.
También se distingue la danza oriental (Raks sharki) de la danza del pueblo (Raks baladi), que es más elemental, casi sin desplazamientos y con movimientos de cadera predominantes. El Raks Sharki es más refinado, incluye movimientos del folklore egipcio, la danza clásica y contemporánea, con grandes desplazamientos, vueltas y movimientos de cadera.
La danza oriental tiene asociaciones tradicionales con elementos que pueden ser religiosos en algunos casos y eróticos en otros. Sus orígenes están en los cultos a la fertilidad del mundo antiguo. La auténtica odalisca era la sacerdotisa de los templos sagrados, un ser iniciado en los misterios que encarnaba en su danza el poder del fuego primordial. A través de su danza la odalisca se fundía con la "serpiente de fuego" y la encarnaba hasta convertirse en ella misma.
Federico
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